También tu cabello flota sobre el mar con el enebro de oro.
Con él se vuelve blanco, entonces lo tiño azul-piedra:
el color de la ciudad, donde finalmente me arrastraron hacia el sur...
Con cuerdas me ataron y a cada una ataron una vela
y me escupieron con bocas de niebla y cantaron:
“¡Oh, vamos por el mar!”
Pero pinté como una barca mis alas de color púrpura
y dando mi último estertor la brisa y apuñalado, mientras tú duermes, en el mar.
Debo teñirte ahora rojos los rizos, si bien me encantan azul-piedra:
¡Oh los ojos de la ciudad donde caí y fui arrastrado al sur!
Con el enebro de oro flota también tu cabello sobre el mar.
"Tu cabello sobre el mar", de Paul Celan
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