domingo, junio 12, 2011

Congelado





Todo era normal como debía serlo hasta que un día me desperté y algo iba mal.

No sabía que era, pero era una especie de cosa persistente que no podía ignorar.
Algo estaba frío y lo sentía dentro, no fuera.

Era como un lugar en el que alguien me había golpeado con un carámbano. Una esquirla de invierno.


Los días pasaron como suelen hacerlo y tuve frío. El frío se extendió hasta parecerme a una escultura de hielo. No estornudé más, y no podía gritar y si lo intentaba era como un zarzillo de porcelana, era un hombre sólido. Podías lanzarme piedras y no me hacían daño. Me astillé un poco.

Quizás afortunadamente, nadie lo notó y a mi alrededor todo siguió su curso normal, como debía ser.

Pero estaba congelado.

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